Para las familias, pensar en la educación de los niños y jóvenes significa apostarle al futuro; implica decidir la mejor forma de proveer a los niños y jóvenes de herramientas y conocimientos que les permitan afrontar la vida con sabiduría, serenidad y prudencia.
Estas virtudes, desafortunadamente, no pueden enseñarse en sentido estricto, no puede simplemente decírsele a un joven estudiante: “sea buena persona”, “obre siempre con justicia”, “repase las virtudes y los valores -para mañana para ponerlos en práctica”, etc. La formación del ser no consiste en un ejercicio de escribir y repasar listas de valores, virtudes o pautas de comportamiento. La formación del ser se inculca con el ejemplo dado por docentes y facilitando los ambientes de aula para que este ejercicio fluya de forma armónica y natural en el entorno escolar.
Este es el único modo por el cual es posible formar en valores a las nuevas generaciones y es justamente, estimadas familias, lo que el Colegio VID tiene para ofrecer.
La escuela tiene la noble tarea que implica reconstruir el tejido social desde lo más originario y vital: los niños y jóvenes. La escuela debe rescatar el significado de humanidad y dignidad; la formación escolar debe atender entonces, en primera instancia, esa dimensión moral y ética para fortalecerla y depurarla. Una educación capaz de desenmascarar los referentes morales ambiguos para que los estudiantes comprendan realmente lo que se esconde en ellos y puedan decidir con criterio lo mejor para sus vidas, sus familias y, en consecuencia, para la sociedad.
Formar de adentro hacia afuera es un reto y para esto, el Colegio VID se ha fortalecido con los valores y principios de la Iglesia católica encarnados en San Ignacio de Loyola, patrono de nuestra Obra, cuyas ideas y valores sirven de inspiración a la noble labor como docentes.
Nuestro Colegio te invita a hacer parte de esta gran familia,
acércate para hacer la inscripción de tus hijos para el año 2020, a partir del mes de julio.